Bienaventurado el hombre que no anda en compañía de malvados, ni se detiene a hablar con pecadores, ni se sienta a conversar con blasfemos. Que, por el contrario, se deleita en la ley del Señor, y día y noche medita en ella. Salmo 1: 1, 2 | RVC Es inevitable tratar diariamente con las personasSigue leyendo "No se deje contaminar"
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